Sociedad
Las abuelitas y mamás practicaban, hace algunos años, varios remedios caseros guatemaltecos para distintos dolores y malestares, conoce algunos.
El dolor de cabeza, dolor de estómago, un resfriado fuerte y otras enfermedades podían ser combatidas con remedios caseros guatemaltecos, los cuales eran preparados por las abuelitas.
Recuerda consultar siempre al doctor, pues aunque algunos remedios pueden ser efectivos, no están comprobados médicamente. Te compartimos una lista de los remedios caseros más comunes:
Cuando habías comido demasiado era necesario buscar en la colonia a la señora que sobaba —mujer con habilidad sanadora en sus manos—.
Quienes sufrieron con el virus de la varicela, recordarán que era costumbre tomar mucha agua roja.
Las abuelitas siempre decían que hervir gaseosa cola y jengibre era santo remedio.
Si tenías mareos en el carro, esto se solucionaba colocando una aspirina en el ombligo y sujetarlo con un trapo antes de iniciar el viaje.
Decían las abuelitas que si se te dormía el pie o la mano debías hacerte una cruz con saliva en el lugar afectado.
No falta el clásico té de manzanilla o pericón para cualquier dolor de estómago.
Es una costumbre en Guatemala que para evitar que el bebé tuviera el ombligo salido, sobre este se debía sujetar una ficha de 25 centavos con un trapo.
Para quitarle el mal de ojo a una persona, era necesario pasarle un huevo crudo de gallina sobre todo el cuerpo. Después la yema y la clara se ponían dentro de un vaso con agua.
Un té hecho de raja de canela era un remedio infalible para quitar los cólicos.
Las abuelitas usaban alcanfor —aceite o crema— y pan francés para quitarle a los bebés los parásitos.
Las mamás todavía usan este remedio: colocar una bolita de hilo rojo en la frente al bebé, asustarlo o darle unos granitos de azúcar o sal para que se le quite el hipo.
Con un té de hierbabuena, una raja de canela y una tortilla de maíz quemada se quitaba la diarrea.
Se amarraba a la cabeza, con un trapo, unas rodajas de papa y café en polvo para dejar de sufrir dicha dolencia.
El clásico enjuague de sal con agua tibia no podía faltar para evitar las molestias de provocaban las aftas.
Cuando el dolor persistía, las abuelas buscaban a la vecina que estuviera dando de mamar, para que colocara una gota de leche adentro del oído y así se quitaba el dolor.
Las abuelitas para prevenir que al niño le dieran paperas le jalaban duro las orejas hacia arriba. Si no funcionaba y ya se le habían desarrollado, dentro de un pañuelo colocaban varias hojas de lechuga o tomate y procedían a unir sus extremos rodeando la cabeza del pequeño.
Cuéntanos en los comentarios si conoces otro remedio casero.